Perros con Alzheimer
La demencia senil es un proceso en aumento entre la población humana y canina, al aumentar el número de individuos que alcanzan una edad avanzada.
La calidad y expectativa de vida de nuestros perros ha aumentado considerablemente en los últimos años, al concienciarse la población española de que las mascotas requieren cuidados y alimentación específica para alcanzar una vida plena y sana.
Igual que pasa con las personas, al aumentar el número de individuos que alcanzan edades avanzadas, aumenta también el de enfermedades asociadas al envejecimiento.
Una de las que mas consideración está teniendo entre nosotros es una forma de demencia senil de la que todo el mundo ha oído hablar: la enfermedad de Alzheimer. Se caracteriza por una pérdida progresiva de memoria, llegando a olvidar el enfermo tanto recuerdos más o menos cercanos como la forma de realizar las tareas más básicas como el andar o el comer, llevándole al final a la muerte.
Los perros han sido utilizados como modelo de experimentación para conocer ciertas características de dicha enfermedad, en especial la aparición de redes neurofibrilares y placas degenerativas en el cerebro, que son la causa de la enfermedad, lo cual nos ha permitido establecer ciertas similitudes y diferencias en cuanto al desarrollo y consecuencias de la demencia senil entre esta especie y la nuestra.
¿Cómo reconocer los signos tempranos de demencia senil de manera que se pueda retrasar su progreso?
Es difícil al principio identificarlos, pero los cambios en el patrón de comportamiento de nuestros perros llegan a hacerse evidentes con el tiempo.
- Los perros con envejecimiento cerebral empiezan a manifestar dificultad para moverse por la casa e incluso pueden desorientarse y parecer perdidos en lugares por los que están habituados a pasear.
- El perro viejo puede dejar de reconocer a la familia, puede caminar sin rumbo fijo y disminuye su capacidad de alerta.
- A veces se pueden pasar horas mirando a la pared.
- Es también típico un cambio en los hábitos del sueño: duerme más durante el día y sin embargo se puede pasar la noche paseando por toda la casa, o ponerse a ladrar por la noche sin ningún motivo.
- En cuanto a su relación con las personas, tiende a interaccionar menos: No se pone contento ni saluda al llegar sus dueños a casa, juega menos o incluso no responde cuando se le incita a jugar.
- Otro de los síntomas que más molestan a los dueños es la pérdida de hábitos higiénicos: ya no pide salir a la calle a hacer sus necesidades, pierde el control de los esfínteres y son frecuentes las deposiciones y micciones den la casa o incluso en su cama.
¿Se pueden tratar estos desórdenes? Si.
Existe la posibilidad de tratamiento farmacológico mediante inhibidores de la colinesterasa, pero un simple cambio en la alimentación a una dieta rica en antioxidantes puede dar resultados sorprendentes.
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