Cuando un perro que se queda solo causa destrozos importantes en la casa, no se trata de una "venganza". Reconocer que el animal tiene un problema es el primer paso hacia su solución.
"A este perro solo le falta hablar". Esto que oímos tan a menudo indica nuestra sorpresa ante los signos de inteligencia que muchos perros demuestran. Pero la atribución de comportamientos casi humanos a nuestras mascotas nos hace pensar que su comportamiento responde a motivos similares a los nuestros.
Si un perro tiene un comportamiento normal en presencia de sus dueños y la emprende contra los muebles de la casa en cuanto se queda solo, solemos explicar su comportamiento por un deseo de "venganza", una forma de protesta porque rechaza que su dueño le deje encerrado.
Nada mas lejos de la realidad. Aunque bajo determinadas circunstancias se ha podido demostrar en perros y otros animales una cierta "inteligencia" para resolver problemas, jamás se ha podido demostrar un comportamiento pasional de este tipo.
El perro es un animal muy inestable psíquicamente, y con frecuencia es presa de trastornos conocidos en las personas como obsesivo-compulsivos, fobias, ansiedad, etcétera.
Muchos perros reaccionan con un comportamiento enteramente equiparable a la ansiedad de las personas al quedarse solos: Aúllan, orinan en la casa, babean, o la emprenden a mordiscos con lo que tienen a su alcance, causando destrozos en muebles, bolsas de basura, etcétera, con el consiguiente enfado de sus dueños al regresar a casa. A veces este comportamiento se manifiesta incluso antes de que el dueño se vaya. Basta con que intuya que se va a quedar solo o le vea prepararse para salir.
Corregir este problema con broncas o palizas al volver a casa está condenado al fracaso.
Lo primero es comprender es que el perro tiene un problema que le sobrepasa y que no lo hace por que sí, sino por que no puede evitarlo. Cuanto antes se empiece el tratamiento, mejor pronóstico.
Las técnicas de contracondicionamiento son imprescindibles para conseguir que el perro sea capaz de permanecer ratos cada vez más largos solo y que vea que no pasa nada por ello.
Es imprescindible no obstante, al menos en las primeras fases, utilizar una medicación ansiolítica adecuada, que le ayude a pasar el mal trago, prescrita por el veterinario. En la ansiedad por separación se utilizan frecuentemente los antidepresivos tricíclicos del tipo de la Clomipramina. Para otras fobias son útiles el diazepan y similares. Nunca se deben utilizar estos productos para el control de la agresividad, ni medicar al perro sin la supervisión del veterinario, que deberá establecer un diagnóstico preciso del trastorno descartando otras causas del problema como un mal entrenamiento en hábitos higiénicos, dentición, juego inapropiado o un trauma por un susto que se haya llevado estando solo (petardos, ruidos estridentes, robos).
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