La enfermedad del arañazo.
Un problema cada vez mas diagnosticado en gatos y personas.
Desde siempre se ha sabido que los arañazos de los gatos pueden tener consecuencias desagradables para las personas, y no solo por el dolor que acarrean en el momento de producirse. En principio se trata siempre de heridas infectadas, por lo que es imprescindible lavar y desinfectar bien cualquier arañazo.
Pero en algunos casos se producen además consecuencias más severas, con inflamación importante y dolor de los ganglios de la zona donde se ha producido el arañazo, y hasta no hace mucho no se sabía muy bien a que se debía la diferencia entre unos casos y otros.
En los últimos años se ha identificado la "enfermedad del arañazo del gato" como una zoonosis, es decir, una enfermedad que padecen los animales y que puede trasmitirse al hombre. Su agente causal es la Bartonella benselae, por lo que conocemos esta enfermedad como "Bartonelosis Felina".
La padecen sobre todo los gatos callejeros, especialmente los menores de un año, y es trasmitida de unos gatos a otros por las picaduras de las pulgas. Por eso mismo las zonas de clima templado y húmedo, donde las pulgas se reproducen fácilmente, presentan mayor incidencia de la enfermedad. Los gatos infectados presentan fiebre, disminución del apetito, somnolencia, y en casos graves pueden presentar anemia y alteraciones del sistema nervioso. Estos síntomas vienen durando unas dos semanas, y, aunque responden mal al tratamiento, suelen evolucionar de forma favorable, excepto en casos en los que concurren otras infecciones como el virus de la inmunodeficiencia felina.
La trasmisión de la enfermedad a las personas se produce principalmente a través de los arañazos, aunque también se puede dar por mordeduras o lamido de heridas. Los síntomas incluyen la inflamación importante de la herida, fiebre, malestar y sobre todo inflamación de los ganglios regionales (Aparición de bultos en las axilas si la herida se produjo en la mano o el brazo, que es lo más frecuente). El pronóstico es bueno en general, pues se suele curar espontáneamente pasados un par de meses, excepto en el caso de los niños muy pequeños (en los que se pueden desarrollar procesos de hepatitis, o incluso meningitis, con convulsiones, coma, etc) o personas inmunodeficientes: enfermos de SIDA, o que estén siguiendo un tratamiento contra el rechazo de trasplantes o quimioterapia.
Como siempre, es más fácil la prevención, para lo cual conviene seguir ciertas recomendaciones:
- Evitar el contacto con los gatos callejeros, y no recoger en casa un gato de la calle sin un examen previo por el veterinario.
- Evitar que nuestros gatos domésticos críen pulgas mediante un adecuado plan periódico de desparasitación.
- No dejar que niños menores de un año jueguen con gatos jóvenes.
- Lavar y desinfectar bien cualquier arañazo y no dejar al gato lamer nuestras heridas.
- Evitar el contacto con gatos sospechosos de aquellas personas enfermas de SIDA o trasplantados.