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¿Cepillarle los dientes a nuestras mascotas?

Párate un momento a pensar cómo estaría tu dentadura si no te la hubieras cepillado en años.

Algunos perros y gatos permiten a sus dueños que les cepillen los dientes, especialmente si se les acostumbra desde cachorros. El cepillado regular es enormemente beneficioso para el animal, ya que retrasa la acumulación de sarro y evita tener que recurrir periódicamente a la limpieza por parte del veterinario.


Conseguir que el animal se deje cepillar los dientes no es fácil: le resulta molesto y no se da cuenta de sus beneficios. Pero nosotros sí, por lo que debemos tener paciencia e intentarlo con constancia (sin atosigar al animal: es preferible dejarle jugar y morder el cepillo un poco todos los días para que se acostumbre a él e irle cepillando poco a poco sin hacer demasiada fuerza). Puede costar hasta dos meses lograr que se deje cepillar, pero el esfuerzo habrá merecido la pena y los beneficios serán más evidentes a lo largo de su vida y especialmente al envejecer: una boca en mal estado es causa de muchos de los trastornos asociados a la vejez. Si usted acaba de hacerse con un cachorro, empiece a cepillarle los dientes cuanto antes, no espere a que aparezcan los problemas.


Es suficiente un cepillado semanal o dos. Existen cepillos especiales para gatos, más recomendables debido al pequeño tamaño de su boca, pero en los perros podemos utilizar un cepillo para niños que no sea muy duro. No utilice dentífricos para personas: el animal no sabe enjuagarse, se lo tragará y le causará trastornos gastrointestinales. Existen pastas de dientes para animales, con sabores agradables para ellos.


Atención veterinaria de la dentadura.


Si los dientes ya tienen mucho sarro o existe infección del espacio alveolar es necesaria una limpieza profesional. Esta se realiza de forma similar a las que se hacen en personas: raspado del sarro, tanto del que se ve sobre el diente como del oculto sobre la raíz, curetaje de encías en caso necesario y pulido del diente para retrasar la reaparición del sarro. Como es lógico el animal no colabora, por lo que es necesario administrarle un anestésico suave para evitarle sufrimientos innecesarios.


Si el animal no se deja cepillar será necesaria una limpieza cada tres o cuatro años (a veces mas a menudo dependiendo de la predisposición del animal a la formación del sarro, ya que no solo influye la limpieza y la alimentación, sino también otros factores como la composición de la saliva, la disposición y forma de los dientes o incluso la raza: los perros de razas pequeñas y los de morro achatado tienen más problemas).


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