Lactancia artificial del cachorro recién nacido.
Cuando su madre no puede amantarle, el cachorro puede salir adelante con un poco de cuidado por parte de su dueño.
Son muchas las ocasiones en las que un cachorro no puede ser alimentado por su madre: Bien por que esta haya fallecido por complicaciones en el parto, bien por que el número de cachorros sea excesivo para su capacidad de alimentarlos, o por problemas específicos que desaconsejen la lactancia natural, como puede ser una hipocalcemia severa que ponga en peligro su vida.
Esto no implica necesariamente la muerte del cachorro, ya que con un poco de atención por parte del propietario se le puede sacar adelante sin demasiadas complicaciones. En la actualidad existen en el mercado preparados comerciales para reconstituir leche de perra, que es mucho más concentrada y con más contenido calórico que la de vaca. Esta es tan floja que resulta laxante para el cachorro y no le aporta los nutrientes necesarios (de ahí la creencia errónea de que la leche entera de vaca se debe rebajar para dársela al cachorro por que le provoca diarrea: Al mezclarla con agua todavía reducimos más su valor alimenticio). En ningún caso se utilizarán leches maternizadas para bebés, ya que están adaptadas a las necesidades de la especie humana, y no a la canina.
De todas manera sigue siendo perfectamente válida la fórmula casera clásica:
-½ litro de leche entera de vaca.
-Una yema (cruda) de huevo
-2 cucharadas de nata líquida.
Esta mezcla se guardará en la nevera y se irá extrayendo la cantidad necesaria para cada toma, que se ha de calentar a la temperatura del cuerpo antes de dársela a los cachorros.
Durante los primeros días tras el nacimiento se alimentará al cachorro cada tres horas. Si el cachorro está bien alimentado se pasará el resto del tiempo durmiendo plácidamente, en caso contrario se despertará y llorará a menudo pidiendo su alimento.
Más o menos deberá consumir unos 20 - 24 ml de leche al día por cada 100 gramos de su peso. Es imprescindible mantenerlo en un ambiente cálido si no está la perra para darle calor, pues en los primeros días el animalito apenas genera calor suficiente para mantener su temperatura corporal (es su madre la que se encarga de darle calor), y un enfriamiento enlentecerá su metabolismo y le puede producir la muerte.
Una vez que doble el peso que tenía al nacer, se irán reduciendo el número de tomas diarias a 6 y después a 4.
Aproximadamente a partir de las 4 semanas ya se le puede ir introduciendo una alimentación sólida. Lo más recomendable es pasar a un pienso de crecimiento, que se dará al principio pulverizado y mezclado con la leche formando una papilla floja hasta que su estómago esté habituado a este tipo de alimento. Pasada una semana ya se le puede empezara dar tal, ablandándolo un poco con leche o agua templada. Una vez que sea capaz de masticarlo, se le empezará a dar seco, manteniendo siempre a su disposición abundante agua limpia.