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Prevención de enfermedades en el acuario.

Son numerosas las enfermedades que pueden aquejar a nuestros peces. Como siempre, es más fácil prevenir que curar.

Los peces de nuestro acuario no enferman por que sí. Habitualmente la causa de sus trastornos es un mantenimiento deficiente de las condiciones del acuario o la introducción de nuevos peces o plantas sin control.

No debemos de olvidar que nuestro acuario constituye un ecosistema muy cerrado, donde la mayoría de las veces se amontonan los peces en concentraciones mayores de lo que lo harían en su medio natural.

Aunque son capaces de adaptarse a condiciones muy variables de agua, necesitan un tiempo para ello: los cambios bruscos o frecuentes en las condiciones del agua (temperatura, acidez, concentración de sales minerales) o en la decoración del acuario son motivo de un gran stress y una importante caída de defensas que les hace más susceptibles a los parásitos y gérmenes que pueden acompañar a los peces o plantas nuevos que introducimos en el acuario.

Una vez que tenemos una población estable de peces, sanos y adaptados a su entorno, no debemos introducir peces nuevos caprichosamente. A la hora de hacerlo, debemos dejar que estos se vayan adaptando al agua del acuario manteniéndolos en un recipiente aparte al que iremos incorporando un 25% de agua de nuestro acuario cada quince minutos. Posteriormente los cazaremos con una red y los pasaremos al acuario, sin introducir en este el agua que acompañaba a los nuevos peces (nunca los cogeremos con la mano, y menos si esta está seca, pues arrastraremos la fina capa de mucus de su piel que les protege frente a contagios).

Si podemos, debemos aislar y tratar aparte cualquier ejemplar que manifieste síntomas de enfermedad. De no ser así, trataremos todo el acuario, pero debemos recordar que el carbón activo del filtro puede eliminar algunos medicamentos, por lo que lo retiraremos durante el tratamiento.

Las enfermedades infecciosas más frecuentes y temidas se suelen manifestar externamente y no nos pasarán desapercibidas si observamos atentamente nuestros peces: Puntos blancos sobre la piel o las aletas (en casos graves, como si el pez estuviera "rebozado" en harina), manchas aterciopeladas blancas o grisáceas (hongos), deshilachamiento o destrucción de las aletas, abultamientos bajo la piel, llagas, delgadez, abdomen hundido, deformación de la columna vertebral, etcétera, son síntomas visibles de enfermedades comunes, para las que habitualmente se pueden encontrar preparados comerciales en tiendas de acuariofilia. Pero no todas son fáciles de tratar y en algunos casos pueden obligar a una completa desinfección del acuario y destrucción de plantas y adornos.

Una vez mas, evitar su aparición es más práctico que intentar curarlas una vez se han instalado en nuestro acuario.

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