Mantenimiento de pequeños reptiles en cautividad.
Seres considerados "repugnantes" por nuestros padres son hoy una popular mascota en muchos hogares.
Los reptiles constituyen un grupo de animales al que hasta no hace mucho tiempo se consideraba indeseable en nuestras casas, haciéndose todo lo posible por exterminarlos. El mayor nivel cultural y conocimiento de sus particularidades ha hecho que se les empiece a ver de otra manera. Muchas personas, una vez superado el miedo atávico a estos seres, los consideran una agradable compañía, enfrentándose con gusto al reto de su mantenimiento en cautividad.
Lo primero que debemos aconsejara todos aquellos interesados en la adquisición de un reptil como mascota es que ante se enteren concienzudamente de la especie concreta de que se trata así como de sus necesidades particulares en cuanto a alimentación y alojamiento. Incluso para los expertos resulta difícil identificar correctamente algunas especies concretas o su sexo, por lo que conviene dirigirse a un establecimiento de confianza para su adquisición.
Además la venta o posesión de ciertas especies esta prohibida o regulada por leyes internacionales, por lo que al comprar estos animales se debe exigir la correspondiente documentación. Esta es la única garantía que tenemos de no estar contribuyendo a la extinción de alguna especie y de que compramos un animal en correctas condiciones sanitarias.
Una vez estemos seguros de lo que vamos a comprar, se le preparará el alojamiento adecuado. Debemos preparar un terrario con un tamaño adecuado para esa especie en el que se incluirá la decoración necesaria para ofrecerle un refugio y condiciones de humedad y temperatura similares a las de su hábitat natural. De todas maneras procuraremos que la decoración no interfiera demasiado con la correcta observación del animal, y los refugios de madera, corcho o piedra, así como las plantas en sus correspondientes macetas estarán convenientemente sujetas para que no puedan rodar o desplazarse y atrapar o lesionar al animal.
Salvo excepciones, no conviene manosear demasiado a estos animales, aunque si se deben "domesticar" en cierta medida para que no resulten esquivos y acepten el alimento de nuestra mano o que nuestra presencia no les incomode tanto que les haga enfermar.
La mayoría de las enfermedades de estos animales en cautividad se deben al stress y a las inadecuadas condiciones de alojamiento que minan sus defensas. Otra dificultad añadida es la de la alimentación, pues muchos de estos animales solo consumen presas vivas o en movimiento. Algunos se aclimatan lo suficiente para comer trozos de carne que el cuidador les ofrece con unas pinzas o en el extremo de un cordel, aunque hoy en día es posible encontrar en el comercio especializado larvas de insectos vivas, pececillos, etc. con las que alimentar a las especies mas exigentes en este sentido.