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De excursión con nuestro gato.

Ahora que una gran mayoría de personas viven en la ciudad, se plantean si es bueno para sus gatos llevarles en sus salidas al campo para que no se pasen la vida encerrados en sus pisos.

Es lógico pensar que un animal activo y ágil como es el gato se beneficiará de la posibilidad de hacer un poco de ejercicio y expandirse fuera de las cuatro paredes que constituyen su hábitat en el entorno urbano.

Esto no siempre es así precisamente por la propia naturaleza del gato. Se trata de un animal marcadamente territorial, que defiende su territorio de cualquier gato extraño con fiereza, y, por el mismo motivo, se siente extremadamente inseguro fuera del entorno que conoce. Únicamente aquellos gatos que han sido acostumbrados desde muy pequeños a salir con frecuencia de casa con sus dueños pueden disfrutar de una salida al campo o un paseo por los jardines de la ciudad.

Por el contrario, aquellos que solo salen esporádicamente lo más probable es que se sientan aterrorizados y no hagan otra cosa que subirse a un árbol o agazaparse en un hueco donde se sientan protegidos, convirtiéndose la supuesta "excursión" en una experiencia frustrante para el dueño y una fuente de enorme stress para el animal.

Por lo tanto, si vemos que nuestro gato no disfruta con las salidas, y estas se reducen a un fin de semana, es mejor dejar al gato en casa, donde su vida seguirá transcurriendo con normalidad aunque no estén sus dueños. Si por el contrario el animal se ha acostumbrado a salir y disfruta con ello, debemos tener en cuenta cuales son las condiciones para transportarlo que sean más cómodas para él y seguras para los que lo acompañan.

En los viajes en coche, el gato puede viajar muy cómodamente sobre la bandeja posterior del vehículo. Esta debe estar recubierta de una superficie no resbaladiza, a ser posible enmoquetada, donde el animal pueda sujetarse y sentirse cómodo durante los vaivenes del viaje. Es imprescindible que algún tipo de rejilla o malla protectora separe al gato de los pasajeros, impidiendo que en un momento dado pueda saltar libremente por el interior del coche provocando un accidente. De no ser así es mejor que viaje en un jaulón o trasportín para gatos, donde el animal se siente más seguro.

Los trasportines son obligatorios si el viaje va a ser en otro vehículo que no sea el propio coche: tren, avión o barco. Estos serán lo suficientemente grandes para que el animal no se sienta aprisionado, pero no tanto que permitan al gato golpearse en los movimientos bruscos del vehículo.


En caso de que nos vayamos por más tiempo y no podamos dejar el gato en casa a cargo de alguien que le dé de comer y le cambie la arena, no quedará otro remedio que levarlo con nosotros. El gato no deberá comer nada en las horas previas al viaje, y si este es largo, se le suministrará un sedante que evite el mareo y el stress de la salida.

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