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Debido a las restricciones de espacio obligadas para su publicación en el periódico, este artículo es un pequeño resumen sobre la enfermedad. Si quieres saber más pincha aquí.

Lesmaniosis canina: la enfermedad "del mosquito".

Desconocida en nuestra zona hasta hace pocos años, la Lesmaniosis canina se ha convertido en uno de los peores azotes para la salud de nuestros perros.

La enfermedad es causada por un parásito (Leishmania infantum) que afecta a muchas especies, pero principalmente al perro en nuestra área geográfica. No es una enfermedad nueva: El primer caso descrito en perros data de 1808, y en España se localizó ya en 1810. La gran diferencia entre unos perros y otros en cuanto a sus manifestaciones clínicas explica por que esta enfermedad permanece sin diagnosticar en muchos casos.

En general se reconocen dos formas:
a/ Lesmaniosis cutánea, caracterizada sobre todo por problemas en la piel: pérdida de pelo, descamaciones, crecimiento exagerado de las uñas, infecciones secundarias de piel que se curan aparentemente pero vuelven a aparecer una y otra vez.
b/ Lesmaniosis visceral: afecta más a órganos internos: riñón, bazo, huesos, etc. Los síntomas varían según los órganos afectados. Es de evolución más grave y rápida. En casos muy avanzados son típicas las hemorragias nasales y extremo adelgazamiento.
En la práctica se presentan casos intermedios entre las dos formas.

Se transmite exclusivamente por picadura de mosquito. No hay posibilidad de contagio directo entre perros o a las personas. Tampoco la transmiten otros insectos picadores como las pulgas o garrapatas.

No existe un tratamiento que elimine totalmente la enfermedad. De los perros contagiados, un 15% se curan espontáneamente sin necesidad de tratamiento. Entre los que enferman, solo un 20% (uno de cada cinco) de los tratados correctamente consiguen curarse por completo. El resto serán portadores de la enfermedad y estarán expuestos a recaídas. El tratamiento, no obstante, mejora su estado de salud y alarga su vida, siempre que se aplique al comienzo de la enfermedad.

En casos muy avanzados no se recomienda el tratamiento: no será de ninguna utilidad. Tampoco se recomienda tratar animales que vivan con otros a los que pueden contagiar ni los perros de caza, ya que el esfuerzo que supone la caza les debilitará mucho y hará que recaigan de nuevo. En estos casos es recomendable el sacrificio del animal para no prolongar su sufrimiento y evitar nuevos contagios.

La infección es fácil de detectar ya en sus fases tempranas mediante un análisis de sangre. En muchas clínicas veterinarias se pueden conocer los resultados en 15 minutos. Aparte de los sospechosos, es recomendable hacerlo en aquellos perros aparentemente sanos que viven en zonas donde hay tasas altas de contagio o que han convivido con otros animales infectados. Cuanto antes se detecta la enfermedad, más posibilidades de éxito tendrá el tratamiento.

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